En Blue Dog, creemos que un perro de asistencia no solo acompaña, transforma vidas. Especialmente en el caso de niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), el vínculo con un perro de asistencia puede marcar una diferencia profunda en su día a día y en el de toda su familia.
Uno de los mayores temores de muchas familias es el riesgo de fugas o situaciones inesperadas. Nuestros perros están entrenados para:
Evitar que el niño se aleje en espacios públicos.
Frenar situaciones de riesgo con su presencia y respuesta.
Alertar a los adultos si el niño se encuentra en peligro.
Muchos niños con TEA tienen dificultades para gestionar sus emociones o enfrentarse a situaciones de estrés. El perro actúa como un ancla emocional:
Ayuda a calmar crisis.
Transmite sensación de estabilidad.
Reduce la ansiedad en entornos ruidosos o imprevisibles.
El perro se convierte en un puente para conectar con el entorno:
Fomenta la interacción social en parques, escuelas o con otros niños.
Ayuda a expresar necesidades a través del juego o rutinas compartidas.
Puede facilitar el desarrollo del lenguaje o de gestos comunicativos.
Incluir al perro en la vida diaria aporta estructura y sentido de responsabilidad. Las tareas sencillas como dar de comer, cepillar o pasear juntos generan:
Autonomía personal.
Confianza en uno mismo.
Participación activa en la familia.
Un perro de asistencia está presente en todo momento: en casa, en la calle, en visitas médicas o incluso en el colegio, siempre que sea posible. Esa constancia crea un entorno más seguro, predecible y afectuoso para el niño o la niña.
“No es solo un perro. Es su compañero, su protector, su refugio en los días difíciles y su mejor amigo en los momentos felices.”
Tu donación nos ayuda a entrenar perros de asistencia para niños y niñas con autismo.
Con tu apoyo, podemos acompañar a más familias en su camino.
📩 Puedes colaborar desde 1 € o con lo que tú elijas.
💛 ¡Cada ayuda cuenta!